sábado, 25 de octubre de 2008

Hermosa Vigilante

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"Y antes que acabase de hablar
En mi corazón, he aquí Rebeca,
Que salía con su cántaro sobre su hombro;
Y descendió á la fuente, y sacó agua;
Y le dije: Ruégate que me des á beber"

Génesis 24:45,

Plazoleta de la Rebeca
La Rebeca es una escultura figurativa a escala normal atribuida a Roberto HenaoBuriticá, inaugurada el 29 de julio de 1926. Representa una mujer semidesnuda reclinada sobre una fuente recogiendo agua. Elaborada en mármol blanco. En principio estaba ubicada en el Parque Centenario inaugurado el 24 de julio de 1883 este estaba situado en la calle 25 con carrera 7a, pero cuando se abrió lacarrera 10a y se construyeron los puentes de la 26 el parque quedó reducido aun pequeñísimo sector de ladrillo, conservando el estanque en cuyo centro estáLa Rebeca. El área de la fuente tiene 40 metros de diámetro. Hoy día La Rebeca esta ubicada en la plazoleta que lleva su nombre entre las carreras 12 y 13 y las calles 25 y 26 en el corazón de Bogotá en la localidad de santa fe, barrio san Diego.

Rebeca, una mujer única

En 1928 arribó a nuestra capital una mujer que llegó a inspirar a muchos y a proteger del frío y de la soledad a indigentes y solitarios. Es Rebeca, una escultura que viajó a Bogotá desde París y tuvo como primer hogar el Centenario, uno de los más importantes parques de la ciudad, por ser concebido con motivo de los cien años del nacimiento del Libertador Simón Bolívar.
El parque Centenario fue esencial para la escultura, pues a pesar de las varias modificaciones que tuvo el parque la Rebeca fue la única obra que sobrevivió a ellas sin tener ningún daño. En 1950 se abrió la Avenida 26 y quedó dividida en dos. Cinco años después se construyó una glorieta en la misma avenida, obra que obligó a que las esculturas que lo habitaban, fueran trasladadas al parque Nacional y a otros sitios de la ciudad.Pero la única que no se fue desterrada de ese lugar era ella, la Rebeca, escultura que se ubicó en un sitio original que hoy en día es representativo e histórico, además de estar a la vista de todos los ciudadanos y turistas.
La Rebeca fu elaborada en París por el escultor oriundo de Armenia llamado Hernando Henao Buriticá, por esta razón ella es considerada como una escultura franco - quindiana. Del linaje neoclásico, por lo que busca ser perfecta, es inexpresiva, un ser no terrenal.
A ella se le suman otras cualidades y desconocer su historia es restarle importancia a un monumento multifacético que ha suscitado polémica desde su nacimiento.
La Rebeca además de ser la primera mujer desnuda en el espacio público, es también la primera escultura no heroica que se ubica en una de las principales avenidas de Bogotá.








En los años 30 las esculturas importantes eran las de los héroes, las heroínas, los literatos y los políticos y era poco probable que una escultura de mujer fuera considerada significativa.
Sin embargo, esta obra se prestó para muchas interpretaciones; hubo quienes la consideraron atrevida y vulgar, otros en cambio llegaron a apreciarla como un símbolo estético.
Por otro lado los católicos la catalogaron como la representación de su Rebeca, esa mujer atenta y aguerrida que fue escogida por los siervos de Abraham como esposa de Isaac por ser la primera mujer que al pasar cerca de la fuente les ofrece agua.
Pero una de las representaciones más importantes y significativas fueron las de las clases populares, a ella a la mujer blanca y desnuda la creían la mujer de los chistes, la mujer de la calle, la mujer que divierte.
Ha significado tanto que existen quienes han dado todo por una noche con ella; para los indigentes bogotanos la Rebeca no es una escultura, es una amiga y hasta una compañera, aunque no faltó nunca el personaje que quiso acabar con ella como en una ocasión que alguien le rompió la nariz.
Amor, lealtad, generosidad y transparencia son valores representados en la escultura; sin embargo, la Rebeca es por excelencia el símbolo de la fertilidad por eso es caracterizada en una fuente de agua.
Esta escultura integrada a la ciudad, hace parte de nuestra historia, de la permanencia a pesar de las dificultades', es una mujer paradigmática y polivalente que hace parte de la memoria colectiva de nuestra ciudad.

Un alma de piedra
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“Rebeca -magnífica joya y símbolo indiscutible de la Bogotá de principios de siglo- hoy pasa sus días inerme, intentando en forma inútil sustraer agua de una pila seca”.
El Tiempo, Octubre 06 de 2006

Desde hace mucho, mucho tiempo, me he preguntado por la extraña e inexplicable procedencia del bogotano término Centro Internacional, expresión que no creo encuentre paralelo o semejanza posible en lugar alguno de la inmensa, aunque no ilimitada orografía universal, pero que tampoco se me antoja del todo aborrecible.
El interrogante procede de la obvia asociación provocada por la sugestiva existencia de jerarquías en referencia a los dos centros de Bogotá -el Centro "centro", sin ambages u ornamento alguno y el Centro Internacional, dotado, como la expresión lo sugiere, de una mayor aura de cosmopolitismo y universalidad.
Entendemos por Centro Internacional a aquella zona comprendida (aproximadamente, claro) entre las calles 26 y 35 y las carreras 5 y 13, predios en donde se concentra, según se dice en las desinformadas guías turísticas impresas de la capital, la actividad económica, comercial y hotelera de mayor fortaleza en la ciudad entera.
Entendemos por "centro centro" o Centro Histórico a aquella ubicada un tanto más a! sur, en lo que podría denominarse Antigua Bogotá, sede política y administrativa del Gobierno y ubicación predilecta de universidades (la mayoría mediocres), estamentos públicos (la mayoría mediocres también) y algunos museos diminutos, aunque románticos, al fin y al cabo.

pero mi vista no se concentra en las inmensas edificaciones, colosos a medias en concreto -que sin ser rascacielos ni nada que se les parezca- resumen para esta urbe, entre provinciana y gigantista, la idea de grandeza.
No veo hacia la Torre Banestado, ni hacia, ni hacia Fonade, ni hacia la Contraloría General de la República, ni hacia el solemne y atemorizante Cementerio Central. Miro con fijeza y morbosa melancolía la figura ágil y nívea de una buena amiga de años atrás.
Le observo por horas mientras ella intenta la imposible empresa de sustraer agua mediante una vasija inmersa en una pila seca. Es ella, es Rebeca.
Reminiscencia del Antiguo Testamento olvidada por muchos. Inaugurada en 1927 y esculpida por las cuyabras manos del entonces caldense escultor -oriundo de Armenia- Roberto Henao Buriticá, autor además del famoso y muy quindiano Monumento a los fundadores, La Rebeca se convirtió desde el mismísimo día de su emplazamiento en símbolo de una Bogotá en los albores de su pasado decimonónico.
La escultura de Henao Buriticá, formado en Paris, fue adquirida por el entonces presidente Laureano Gómez con el propósito de dar realce a una de las más representativas obras urbanísticas en la ciudad de comienzos de siglo.
Cuenta el bíblico relato que Isaac, hijo de Abraham y llamado a diseminar su prole por el planeta entero, y previa advertencia xenofobia de su sirviente en cuanto a no tomar para sí dama alguna de entre las cananeas, oró al Dios de su padre rogándole un buen encuentro que determinara a la mujer ideal para desposarle.
Isaac partió junto con el sirviente en su camello y -no demasiado lejos- en la mesopotámica región de Nacor, al arribar al pueblo apareció de entre las doncellas una muy agraciada, quien había salido a llenar su cántaro, y, por qué no, a abrevar ella misma en las aguas de un pozo comunal. Era Rebeca, quien, sin vacilación dio de beber del dulce néctar hidratante al mancebo y sus camellos, señal suficiente como para convertirla en su esposa, no obstante el demasiado coincidencia e incestuoso hecho de ser su mismísima prima.
El inmenso Parque de la Independencia o del Centenario, emplazamiento de La Rebeca, fue uno de los más ambiciosos proyectos emprendidos con el propósito de conmemorar la primera centuria de la gesta emancipadora.
Cubría gran parte del área circundante a las actuales carreras 13 y 10, y contaba con una serie de monumentos, cada uno símbolo de los diversos logros de la humanidad a lo largo y ancho de su historia: Un pabellón egipcio, uno de las artes, uno de armas, el Quiosco de la luz (edificación de fines del siglo XIX, erigida con motivo de la inauguración del servicio de iluminación eléctrica en Bogotá), el monumento a Bolívar, hoy ubicado en el Parque de los Periodistas y una amplia zona arborizada. Todo desapareció, según dicen, para abrir paso a los actuales puentes de la calle 26, argucia que aún no convence a las almas ancladas en un imposible pasado.
Adquirida por el entonces jefe de Estado, Laureano Gómez como ofrenda para con su natal ciudad en una de sus más transgresoras y revolucionarias iniciativas, La Rebeca se convirtió casi de inmediato en referente, centro de gravedad y punto de encuentro inequívoco para los habitantes de la fría Bogotá de entonces. Imagino a los cachacos de antaño ejerciendo con pudor el "flirt o galanteo" con sus mozuelas de turno, amparados por la tutelar presencia de la muda estatua, veo en imágenes sepia a un parque atiborrado de muy diversas especies arbóreas, vigilado a la redonda por un Bolívar elevado.
*
Según cronistas del momento, se desencadenó también un sector de opositores a su existencia, debido a la absoluta ausencia de ropajes cubriendo su blanca estructura corpórea, al decir de ciertos puritanos, una obscena provocación a los ojos del desprevenido transeúnte.
De hecho algún cronista de la época en Fantoches revista cómica de entonces relataba la historia de una mujer que horrorizada había instado a sus hijas a no virar sus ojos hacia la impúdica figura de la ingenua doncella hebrea. Con tufillo elitista se mofaban algunos de tan radical postura, sugiriendo ataviar a la dama con alpargatas, dotarla con una totuma rebosante de chicha, según ellos "sedimento inmundo" y una vasija de barro, simulando estar llenándola con fermento de maíz extraído de la fuente. Los elogios también se sucedían uno tras otro "La Náyade de San Diego", fue llamada por otros, indignados ante el puritanismo capitalino.
Fueron muchos los indigentes bañistas, abocados, ante la carencia total de mingitorios, lavabos y duchas públicas de la capital ciudad a ennegrecer las aguas con la costra de mugre acumulada por meses en sus cuerpos. El más celebre, tal vez, Copetín, estrella por excelencia del cómic nacional.

"Nos vemos en La Rebeca, ala" - era el grito de batalla de toda una generación a la hora de establecer compromisos sociales, sacros y profanos.
Una noche, algún ebrio anónimo envió un certero proyectil justo a la nariz de Rebeca, lo que desemejaría su fisonomía por largos, muy largos años. Otra leyenda nos habla de un mendigo prendado y obseso con su perfección, quien presa de los celos, ante las hordas de transeúntes que se detenían a observarla decidió ejercer impía venganza desemejando su rostro a sosquines. El caso es que Rebeca permanecería en tamañas condiciones estéticas por años hasta que, la providencia urbana de la junta de monumentos consultó a Doctor Felipe Coiffman, eminente cirujano y profesor de la Universidad Nacional sería, tras mucho tiempo consultado en cuanto a los patrones estéticos a seguir en su proceso de restauración.
En primer término se calculó la proporción exacta entre la gigante mujer (con 2.30 metros de estatura a su haber) y sus delicadas fosas nasales. Luego se estableció la necesidad de ajustar la conformación de ésta al fenotipo griego de la escultura original. Al final, expertos en mármol fueron los encargados de esculpir el nuevo rostro de la blanca dama. Hoy Coiffman sonríe, entre curioso y divertido al contemplar la posibilidad de "ser tal vez el único cirujano plástico del mundo que ha operado a una estatua".
Hoy, enmarcada en un menos majestuoso y peñalosista contexto, resulta difícil de creer que muchos habitantes y empleados del sector ignoran el nombre de su célebre vecina, pese a la proliferación de negocios en donde éste es el estandarte: Medias La Rebeca y Panadería y Pastelería La Rebeca, entre ellos.
Y a veces le compadezco. Sola, perdida en medio del tráfago capitalino, incapaz de saciar la sed del viajante espontáneo, enclavada en medio de adoquines sin espíritu, muda espectadora de millares de historias acalladas para siempre en su memoria de piedra, deshidratada y gris.
*

¿QUIEN ES ROBERTO HENAO BURITICA?

Armenia, Caldas. 1898
1913 - Ingresó en la Escuela de Bellas Artes de Bogotá. Mediante beca del Gobierno del Valle del Cauca viajó a París en donde permaneció varios años estudiando escultura en la Academia de Bellas Artes, y pintura en la Academia Julián y en el estudio del pintor Claude Granie.
1926 - Participó en el Salón Anual de París en donde presentó la escultura de tamaño natural titulada "Eva", con la cual obtuvo el primer premio. También obtuvo una mención honorífica por su pintura "La muerte de Átala".
1928 - Octubre, 26. Se inauguró en Bogotá la fuente de "La Rebeca", obra que fue adquirida por el doctor Laureano Gómez para Bogotá.
1930 - Octubre. Regresó a Colombia después de haber obtenido más de 20 condecoraciones en exposiciones internacionales. Entre las obras que ejecutó en Europa figuró la escultura en miniatura de Simón Bolívar.
1930 - Diciembre, 17. Se inauguró en Armenia la escultura del Libertador Simón Bolívar.
1944 - Sufrió un desequilibrio nervioso causado por la muerte de su madre, el cual le impidió volver a trabajar como antes.
1958 - Sufrió una trombosis cerebral que le paralizó el costado derecho.
1964 - Marzo, 2. Murió en Bogotá a donde había sido trasladado por un pariente a petición del maestro. Fue enterrado en el Cementerio Central del Norte.
Roberto Henao Buriticá fue un escultor dotado de fina sensibilidad. Cultivó la escultura de estilo neoclásico. Su producción fue muy escasa debido a sus enfermedades cerebrales.
OBRAS:
La fuente de La Rebeca (mármol), Bogotá (Carrera 13, calle 25).
Monumento a Bolívar en Armenia.
Decoraciones para el teatro Aristi, Cali.
Monumento a los fundadores en el Cementerio de Armenia.
Retratos de parientes y amigos.
Paisajes.
*http://www.colarte.com/recuentos/H/HenaoRoberto/recuento.htm

REBECA Y LA CIUDAD
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Debo decir que La Rebeca es para mi un icono importante dentro de mi memoria puesto que me lleva a recordar a mi abuela que le tenia como sitio de reunión preferido, y cuando me llevaban al centro siempre me causo curiosidad aquella mujer desnuda que parecía estar tan tranquila delante de todos y nada parecía molestarle, hoy después de muchos años descubro con tristeza que ha sido victima del tiempo, de los grafiteros, de la falta de educación ambiental de la gente, del arte del tatuaje y hasta del olvido.
La rebeca ya no es el centro de encuentro de mi abuela, ni la incógnita revolucionaria que yace desnuda en medio del agua, y es que se nos ha vuelto común verla ahí en yn silencio omnipotente que lo dice toda con su mistica mirada.
Ahora es casi desapercibida la Rebeca tal vez por cuenta entre otras razones, de las mujeres que exhiben sus voluptuosas cirugías por todas partes”
“Decidí tatuarla para que volviera aser una chica rebelde, un símbolo de liberación sexual femenina”

Artista anónimo

Tomado de :La revista Cartel urbano # 23 pág. 21

LO QUE DICE LA GENTE…….
Hoy parece que los bogotanos ya no la ven con ojos de morbo, solo lesa parece bonita o la recuerdan sin nariz, o como balneario de indigentes; pero detrás de todo este recuerdo de tristezas esta la remembranza de quien me pudio decir que trasmitía pureza de las no tienen hoy las niñas, que se veía tranquila sacando el agua o como buscando algo tal vez la paz, pero que eso si mejor cuando esta limpia que cuando la gente no la respeta; que es una lastima que cerca de ella haya tanto ladrón pero igual es parte de la historia de todos los bogotanos.
Elizabeth Lopera
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REBECA

Solo una mujer
No de carne, no de hueso
Solo una mujer,
Solo una transeúnte de la historia
Recuerdo mis dolores…
Tus fotos a mi lado
Las caricias del dolor,
El aroma del desamparo,
Solo una mujer de mármol
Que pretende dar la esperanza.
Desnuda, pero cubierta
Cubierta de historias, de romances,
De años, de soledades
Solo una mujer, que pretende
Que alguien encuentre la verdad en su mirada
*

3 comentarios:

JuanitaMonsalveB dijo...

Hola, estoy buscando al creador de este blog. Es por motivo de una investigación que estoy realizando y es referente a este tema. Agradecería mucho una respuesta.

Hejorme dijo...

En el barrio El Jardín de Tulua, Valle existe un parque que lleva ese nombre y tenía esa misma estatua la cual desapareció. Y ahora nadie sabe dónde esta
Me podrías dar información sobre esta.

MSM dijo...

Bueno este blog el viejo pero no conoce la verdad sobre el verdadero escultor de la Rebeca según consta en el archivo de la nación